Moriah Bridges se graduó de
secundaria en 2017 y fue elegida para dar el discurso emblemático, en el que
aprovechó para hablarle de Jesús a sus compañeros, pero no contaba que al
mostrar el escrito preliminar las autoridades de su colegio le prohibieran
hablar de su fe o tan siquiera expresarla en el que sería su último día dentro
de la institución.
“Haznos desinteresados. Haznos
justos. Haznos personas exitosas, pero más que eso, haznos buenas personas.
Señor, rodéanos de gracia y favor dondequiera que vayamos. Suaviza nuestros
corazones para enseñarnos el amor y la compasión, para mostrar misericordia y
gracia a los demás de la manera en que tú nos mostraste misericordia y gracia,
incluso hasta el último sacrificio. Ayúdanos a amar profundamente a nuestros
hermanos y hermanas. Llévanos a bendecirlos”, decía parte del escrito que fue
rechazado por sus profesores.
Cuando a Moriah se le comunicó la
decisión, ella simplemente no lo podía creer porque incluso le dijeron que si
llegaba a desafiarlos sería confrontada con acciones legales.
“Me sorprendió que la escuela dijera
que mis comentarios personales violaban la ley y me entristeció no poder
aprovechar mi identidad cristiana para expresar mis mejores deseos para mis
compañeros de clase en lo que debería haber sido el día más feliz de la escuela
secundaria”, dijo.
Pero entonces ella fue mucho más
audaz y contactó al equipo de First Liberty Institute, un bufete de abogados
especializado en casos de discriminación de la fe cristiana, y ellos tomaron el
caso.
Entonces ella pudo pronunciar no el
mismo discurso sino una versión mejor de éste sorprendiendo a todos los
asistentes, con hermosas palabras habló de Jesús con grandes referencias entre
líneas.
“Recordemos estar agradecidos por
nuestras inconmensurables bendiciones. Haber nacido en un país donde se nos
otorga una educación de calidad como si fuera un derecho”, dijo ella con mucho
orgullo.
Siguió la estudiante expresando su
gratitud con padres, maestros, mentores y demás personas que les fomentaron el
bien durante su travesía escolar aunado al papel que tuvieron sus compañeros durante
su carrera.
Y fue allí donde tomó la hermosa
oración que había preparado y la rechazaron, transformándola en una poderosa
declaración para cada uno de los que fueron sus compañeros de clase.
“Espero que estemos rodeados de
gracia y favor dondequiera que vayamos. Que nuestros corazones se ablanden para
mostrar verdadero amor y compasión, para mostrar misericordia y gracia a los
demás de la manera en que la misericordia y la gracia nos fueron mostradas a
nosotros, incluso hasta el último sacrificio. Amemos profundamente a nuestros
hermanos y hermanas. Seamos una bendición para ellos. Seamos desinteresados.
Seamos justos. Seamos personas exitosas. Pero más que eso, seamos buenas
personas”, expresó.
Y para finalizar ella con mucha
audacia desafió a todos al nombrar a Jesús, dejando a todos asombrados por cómo
decidió defender su fe sin importar las consecuencias.
“Siempre he sido un seguidor de
reglas. Cuando me dijeron que no masticara chicle, no mastiqué chicle. Cuando
me dijeron que no usara tu celular, no usé mi celular. Pero hoy, con el
espíritu de desafiar las expectativas, y quizás por última vez en este podio,
digo en el justo nombre de Jesucristo, Amén”.
De inmediato, el discurso de la chica
se convirtió en una plataforma para que otros sean inspirados en defender su fe
por encima de cualquier circunstancia siendo ella un gran ejemplo del no ceder
ante el sistema y estar firme ante la discriminación hacia los cristianos.
Fuente: bibliatodo.com
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